abril 05, 2010

Papel (las palabras se desean)

Olvide teñir mi cabello este mes. Tal vez sea un signo de que la aparente vanidad que surgió por un breve momento, se esta esfumando.
Hay que tratar asuntos más verdaderos. La verdad es que no los quiero pensar.
Algunas veces quisiera quedarme en mi habitación, y no hacer más que escribir, eso me tranquiliza.
Siempre me denomine como una escritora frustrada; tal vez nisiquiera me corresponde ninguno de esos adjetivos, pero me gusta como se ven esas dos palabras en conjunto.
Consulte mis antiguos escritos, y es bueno darme cuenta de que mis ideas nunca estuvieron tan desviadas. Lo que odio es lo poco que pude enfocarme, tanto así como para dejar inconclusas la mayoría de mis historias.
Es triste saber que no tendrán final, porque ahora nisiquiera me lo puedo imaginar. Tal vez algún día cuando recuerde lo que fue de mi personalidad en la pubertad.
Lo único que recuerdo, y que es curioso, es que cuando tenía alguna idea extraordinaria, desistía, al pensar que lo más probable es que ya existiera alguna historia similar. Pense que se llegaría al punto, en que todas las buenas ideas se agotarían y desde entonces sólo serían copiadas o mejoradas, como ocurre ahora con películas.
Unir ideas es demasiado fácil, todos deberían intentarlo. Lo que aprendí, es escribir lo más absurdo que pase por tu mente, si no te gusta de primera impresión, se obtendrá mejor resultado.
No importa si tienes uno o mil lectores, incluso si ese uno corresponde a ti. Todo es feliz, cuando las palabras se unen.

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