julio 28, 2014

Disfrazando una forma asquerosa de abuso y maltrato animal

Hablemos de mi segundo periodo de depresión. Y sí, me lo causo mi querida universidad otra vez.
Todo resulto más o menos estable el primer semestre (los 18 meses que lo curse) pues sólo tenía que estar expuesta a cadáveres para la clase de anatomía. El segundo semestre fuera de su horario extremo fue un periodo de recuperación.
Pero llegue a mis temibles clases de técnicas quirúrgicas. Resaltando que ya había desarrollado una marcada aversión a los cirujanos. Y allí se desencadenó el problema. Necesitábamos un perro, para practicar los distintos procedimientos y suturas. Bajo mi dieta vegetariana iniciada por mis principios en contra del maltrato animal, surgió la encrucijada más fuerte de mi vida hasta ahora. Todavía me arrepiento, y conservo ese sentimiento de hipocresía conducida. Yo que anestesie, corte y suture al menos a uno de estos perros.
Incapaz de hacer nada, por qué mis demás compañeros parecían encantados con la situación de coser algo, y sentirse uno de esos cirujanos “todopoderosos”. Y yo, una persona insignificante cuya opinión no contaba (parecido con el capitalismo es mera coincidencia) que podría hacer. Creo que ese es el error más grande de la vida, porque tal vez pude hacer mucho más, en rehusarme.
Pero con semejante antecedente de haber malgastado un año y medio debido a un solo docente, no quise arriesgarme. Sobre todo porque mis padres habían invertido demasiado dinero en mí, como para yo retirarme ya a esta altura. Creo que esta última razón, que para nada la considero justificación, fue lo único que me impulso a continuar con esta atrocidad, y quedarme callada.
Al menos 10 perros fueron sacrificados por cada uno de nuestros grupos (12 grupos aproximadamente) en ese semestre escolar. Y duele ser parte de ese problema. Y no aprendí nada, más que aumentar mi odio contra cirugía. Y duele que desconozca si siga practicándose esto en algunas de las universidades de México, que por la gran insensibilidad de la gran parte de la población podría asegurar que sí. No entiendo porque tenemos que creemos superiores a toda especie. Pero eso necesito seguir ensayando mis argumentos, para que esto ya no continúe.
Pero así fue, mi depresión severa, que me llevo a miles de ideas suicidas, que casi logran consumarse, por la que pase uno de esos meses oscuros de mi carrera, que todavía ahora me atormentan de vez en cuando, y cada que veo un bisturí.

0 comentarios:

Publicar un comentario