junio 16, 2015

COMO SABER TU NUMERO TELCEL SIN SALDO

Decidí compartir esto, por la gran dificultad con la que pude encontrar esta información por la web (sin tener que acceder a videos de youtube, que duraban como 10 minutos), así que por si hubiera alguien igual de despistado, y pobre que yo,

Bueno, volviendo al punto, si no se tiene saldo y no sabes el número de un celular telcel se realiza lo siguiente:

1.- Activar el tráfico de datos o uso de datos (la herramienta que permite conectar el celular a Internet si no hay red wi-fi disponible). Generalmente se encuentra en AJUSTES o CONFIGURACIÓN.

2.-Se abre el navegador del celular.

3.- Al abrirlo dirige automáticamente a la página: miinternet.telcel. , en mi caso se abrió una página que había dejado abierta previamente y se guardo en el historial, de forma que se tuve que ingresar otra página diferente y fue cuando me dirigió a la página mencionada.

4.- Se carga la página miinternet.telcel, donde lanza el número, y estas imágenes, o algo parecido recriminándote que necesitas saldo.




Leer más

junio 10, 2015

Pereza

Justo con el advenimiento de estás tecnologías y redes sociales, no se si es lo que me esta causando esta "pereza" por ver la computadora.
Y es que sinceramente no me veo (ni me oigo) realizando vídeos, de estos que deben ser visualmente bonitos. Vamos, si tengo algo que decir, pero simplemente como que eso no es lo mio. Tampoco me gustaría usar estos programas que te prestan una voz robótica.
¿Y si sólo es el que mi laptop se encuentre en fase terminal? Y que ahora tiene más hardware conectado que una de escritorio. O tal vez esta bonita costumbre por perder estos objetos cotidianos, y que no me ha permitido ni conservar una cámara fotográfica.
Sigo sin explicármelo. Y la vida continúa, y yo continuo.
Y escribir, simplemente si es lo mio. Bueno no, pero pasaré toda la vida intentándolo.

Leer más

julio 28, 2014

Disfrazando una forma asquerosa de abuso y maltrato animal

Hablemos de mi segundo periodo de depresión. Y sí, me lo causo mi querida universidad otra vez.
Todo resulto más o menos estable el primer semestre (los 18 meses que lo curse) pues sólo tenía que estar expuesta a cadáveres para la clase de anatomía. El segundo semestre fuera de su horario extremo fue un periodo de recuperación.
Pero llegue a mis temibles clases de técnicas quirúrgicas. Resaltando que ya había desarrollado una marcada aversión a los cirujanos. Y allí se desencadenó el problema. Necesitábamos un perro, para practicar los distintos procedimientos y suturas. Bajo mi dieta vegetariana iniciada por mis principios en contra del maltrato animal, surgió la encrucijada más fuerte de mi vida hasta ahora. Todavía me arrepiento, y conservo ese sentimiento de hipocresía conducida. Yo que anestesie, corte y suture al menos a uno de estos perros.
Incapaz de hacer nada, por qué mis demás compañeros parecían encantados con la situación de coser algo, y sentirse uno de esos cirujanos “todopoderosos”. Y yo, una persona insignificante cuya opinión no contaba (parecido con el capitalismo es mera coincidencia) que podría hacer. Creo que ese es el error más grande de la vida, porque tal vez pude hacer mucho más, en rehusarme.
Pero con semejante antecedente de haber malgastado un año y medio debido a un solo docente, no quise arriesgarme. Sobre todo porque mis padres habían invertido demasiado dinero en mí, como para yo retirarme ya a esta altura. Creo que esta última razón, que para nada la considero justificación, fue lo único que me impulso a continuar con esta atrocidad, y quedarme callada.
Al menos 10 perros fueron sacrificados por cada uno de nuestros grupos (12 grupos aproximadamente) en ese semestre escolar. Y duele ser parte de ese problema. Y no aprendí nada, más que aumentar mi odio contra cirugía. Y duele que desconozca si siga practicándose esto en algunas de las universidades de México, que por la gran insensibilidad de la gran parte de la población podría asegurar que sí. No entiendo porque tenemos que creemos superiores a toda especie. Pero eso necesito seguir ensayando mis argumentos, para que esto ya no continúe.
Pero así fue, mi depresión severa, que me llevo a miles de ideas suicidas, que casi logran consumarse, por la que pase uno de esos meses oscuros de mi carrera, que todavía ahora me atormentan de vez en cuando, y cada que veo un bisturí.
Leer más

Admitiendo

Y allí estaban mis padres hojeando el periódico, pasando el dedo por una lista de 200 personas, y yo con mi cara de poker. Sí, fui feliz porque fui aceptada en medicina, pero mis variados trastornos me impiden expresarlo notoriamente. E ingeniería en sistemas computacionales tuvo que perderse de mi presencia.
No profundizaré a propósito mucho sobre esta etapa, ya que simplemente era una adolescente más. Pero allá llegue. A una ciudad completamente extraña, que mi memoria consideraba inexistente, si a la ciudad capital del estado de Zacatecas.
Después del episodio de depresión de seis meses de duración, logre sobrevivir, y armar una serie de recuerdos tan vívidos y entrañables.
Sobra decir que entrar a un mundo completamente desconocido asusta. Difícil ese proceso de adaptación de encontrar un mejor método de aprendizaje. Por lo menos sacrificar horas de sueño no era una opción para mí. Los libros gigantes no ayudan, y no contar con acceso a internet en mi pequeña morada complicó realmente las cosas.
Y se presento el primer fracaso visible de la carrera, tener que repetir todo un año por anatomía. Triste que las ventajas siempre existan, y los ogros humanos también. Pero se logra avanzar, por más lento que parezca.
Leer más

¿Por qué quieres estudiar medicina?

Esa era una pregunta insistente desde la aplicación del examen de admisión.
¿Por qué? Porque me da la gana simplemente, pero esa respuesta tenía que ser camuflada por otra donde fingieras que tu mayor deseo era salvar al mundo de la enfermedad.
Y después venía un examen psicométrico, fácilmente identificable, y que observe algunas personas descaradamente intentaban copiarlo.
Es como si yo le preguntará a alguien porque la razón de su color favorito; la explicación de una decisión debería tener un aspecto más propio y no tan vacio, algo que no debería tener límite y no ser un requisito de llenar unas cuantas líneas monótonas de un papel.
En realidad eso nunca me molesto. Lo que me llego a enfadar, es que persistieran y le dieran tantas vueltas a esa pregunta, si sinceramente a nadie de los administrativos le importaba.
Estudiar medicina (y aplicable a cualquier carrera) es una fuerte decisión, algo derivado de conocer perfectamente tus habilidades y tu forma de pensar, no es que te levantes un buen día y de pronto digas “hoy quiero estudiar medicina”. Todo depende de lo que quieras lograr y todo tiene consecuencias.
Leer más